Despedida
Habían atravesado la capa de nubes y un sol radiante bañaba todo el interior del avión.
Tal imagen de plenitud lo acongojó hasta sofocarlo.
El codo de su mujer, sobre el apoyabrazos, estaba a cien kilómetros del suyo.
La certeza de que al llegar a casa, comenzarían a ser dos extraños atenazó su garganta.
Y en silencio, sin un gesto, sin una lágrima, lloró desconsoladamente.
Lloró con sus hombros tensos, con su espalda erguida, con el pecho rígido,
mientras sus tripas se retorcían en espasmos.
mientras sus tripas se retorcían en espasmos.
Y mientras su alma se anegaba gota a gota, con el gesto impávido,
recibió en su pecho la certeza de su desolación, de su despedida.
recibió en su pecho la certeza de su desolación, de su despedida.
Y no supo qué cosa hacer a continuación.
Lloró con sus hombros tensos, con su espalda erguida, con el pecho rígido..
ResponderEliminarmuy bueno.. gracias Ariel