Bailes




(Inspirado en una nota del periódico digital “NOTICIAS, voz e imagen de Oaxaca”, México, 
noviembre de 2018)



“Cuando el reloj marca la una, las calaveras salen de su tumba, 
Chumbala Cachumbala Cachumbala...”

Es Día de Muertos y bailan las comparsas escolares por los barrios de Oaxaca y se replican por todo México.
Una niña le dice emocionada a su madre: ¡La canción que bailaba con mi papi!.

“Cuando el reloj marca las dos, las calaveras comen arroz, 
Chumbala Cachumbala Cachumbala...”

Es Día de Muertos y, como las calaveras, bailan madre e hija, y la niña cuenta a quienes están cerca: “Me gusta bailar y salir a pedir calaveritas porque mi papi me enseñó, él está en el cielo. Mi mami dice que viene a visitarnos el día de Muertos, por eso estoy feliz”.

Es Día de Muertos y los vivos bailan, se chancean, se divierten. Es Día de Muertos y las carencias y estrecheces se disimulan en ofrendas, en manjares y en adornos para agasajar a los difuntos que vienen de visita. “No vaya a ser que se ofendan y nos lleven”, se santigua una señora.

“...Chumbala Cachumbala Cachumbala...”

Es Día de Muertos y bailan las Muerteadas recorriendo calles, tocando timbres, golpeando puertas, reclamando ausentes. Y hay pan de muertos para compartir, y golosinas y confites para agasajar, y flores y cintas para embellecer, y disfraces, y bromas, y guitarrones para alegrar.

Es Día de Muertos y bailan la catrina con la desdentada. Bailan la parca con la huesuda, bailan la apestosa con la pelada, bailan la calaca con la tiznada, bailan la tilinga con la jujurria...

Es Día de Muertos, y en las calles, bailan con la muerte las gentes sencillas, burlándose de ella y de lo efímero de su propia vida. Bailan jugando a que no ven sus miserias, desafiando las podredumbres con cientos de colores. 

Es Día de Muertos, y en los templos nadie baila y el temor se oculta con lutos, culpas y sermones.

Es Día de Muertos, y yo bailo solitario en mi cabeza un triste tango de Piazzolla.
No espero a nadie de visita, no me atormentan culpas, no me embargan dolores.

Es Día de Muertos y mientras bailo, me estremezco ante el irremediable abismo del olvido.

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